SEMILLAS: TECNOLOGÍA DE PRODUCCIÓN Y CONSERVACIÓN.

Abstract

Description

La agricultura moderna ha evolucionado en los últimos años, pero se desconoce exactamente cuando la agricultura tuvo su inicio. Evidencias antiguas nos hacen presumir que nuestros antepasados practicaban una agricultura incipiente desde hace al menos 10 000 años (Castillo et al., 1991). La agricultura representa uno de los logros más importantes del ingenio del hombre, y de igual forma se puede decir que las especies vegetales cultivadas han originado al hombre contemporáneo. Aproximadamente el 90 % de las calorías y el 80 % de las proteínas de nuestra dieta son de origen vegetal. Además, los alimentos de origen animal, también dependen y derivan de los vegetales (Mamani & Filippone, 2018). Para determinar el origen de la agricultura, es necesario basarse en datos arqueológicos y el comportamiento de las civilizaciones al domesticar muchas de las plantas que actualmente se cultivan. Con el transcurso del tiempo, la vida de los cazadores, recolectores y pescadores, se iba tornando más calmada, haciéndolos menos nómadas y más sedentarios. Esta permanencia in situ promovía una mayor dedicación en la explotación de especies y plantas (Castillo et al., 1991). Hace más de 10 000 años, el hombre fue identificando que las semillas sembradas en el campo daban origen a una planta que multiplicaría decenas de veces la semilla original. Conscientes de este hecho, las semillas pasaron a ser de gran importancia en la vida y prosperidad de los pueblos, generando más interés (mentalidad de negocio) en los agricultores para su producción y comercialización (Carvalho & Nakagawa, 1983). Este tipo de actividad siguió una trayectoria irregular, alternando fases de rápidos avances y recesos acordes con el progreso de la humanidad. Referencias históricas manifiestan que, con el inicio de la revolución industrial, la producción de semillas presentó un gran progreso a medida que crecía la población y se expandían las ciudades, a su vez, era necesaria una mayor producción de alimentos y materia prima para la industrialización, siendo la semilla el insumo agrícola fundamental para esos cambios. El interés de producir más semilla a un precio cada vez mejor, fue objeto de fraudes, pero a partir de los primeros años del siglo XIX, se toman las primeras medidas efectivas para controlar los abusos en este sector y en 1816 en Verna, Suiza, surgió el primer decreto prohibiendo la venta de semillas adulteradas. En 1869, en Tharandt, Alemania, se crea el primer laboratorio de análisis de semillas en el mundo. Con la creación de este laboratorio, empiezan a surgir otros laboratorios en varios países de Europa, es así que, en 1893 solo en Alemania se registran 40 laboratorios y para 1905 en Estados Unidos ya se encontraban funcionando130 laboratorios. En 1921 para normalizar los análisis, se crea en Copenhague, Dinamarca, la “International Seed Testing Association” (ISTA), la cual en 1931 edita por primera vez las reglas internacionales para análisis de semillas que son revisadas periódicamente de acuerdo con los avances de la ciencia y que rigen a nivel mundial (Carvalho & Nakagawa, 1983). El incremento de la productividad de los cultivos y hasta la viabilidad económica de una actividad agrícola, depende directamente de la calidad de la semilla como insumo fundamental. Una semilla de calidad, garantiza los mejores resultados puesto que en ella se involucran atributos de mucha importancia. Con seguridad la calidad de una semilla no puede ser solamente definida por su poder germinativo, existen otros factores tan importantes como, el vigor, pureza genética y pureza física, los cuales, deben ser controlados, mejorados y mantenidos desde la formación y desarrollo de la semilla, tal como se describe en el primer capítulo. La producción de semillas dentro de un sistema formal, está conformado por una cadena de actividades estrechamente ligadas unas con otras; el éxito de la producción dependerá de las técnicas de producción, tales como: calidad inicial y categoría de la semilla, selección del área de siembra, aislamiento, fertilización; así como, una perfecta planificación con la fiscalización de los lotes para su comercio, aspectos que son abordados en el segundo capítulo, donde se hace referencia también sobre los atributos de calidad de las semillas. Las semillas de alta calidad dependen directamente de las condiciones de producción en campo; sin embargo, después de ser cosechadas aún contienen materiales que deben ser removidos de los lotes de semillas, como restos de la cosecha anterior o basura en general. Así, en el tercer capítulo, se describen técnicas de pre-limpieza, limpieza, homogenización y tratamiento de semillas, como parte fundamental en la obtención de semillas de calidad. En el cuarto capítulo, se enfatizan los diferentes métodos y sistemas de secamiento para mantener la calidad fisiológica de las semillas, que depende en gran medida del grado o porcentaje de humedad interna de las mismas. En el quinto capítulo, se describe al almacenamiento como parte primordial para mantener la calidad de la semilla, organismo vivo, que debe ser perfectamente cuidado, desde su cosecha hasta la siembra, en el siguiente ciclo agrícola. En el sexto capítulo, se enfatiza la importancia que tiene el Banco de Germoplasma del INIAP en temas de investigación y conservación de variedades mejoradas y materiales que sirven como fuente de riqueza de la biodiversidad genética del país. Finalmente, en el séptimo capítulo, se tratan aspectos importantes en el control interno de calidad de semillas, siguiendo estándares de calidad óptimos según la Ley de Semillas; este es un proceso sistemático, que empieza desde la producción hasta la distribución y comercialización. El INIAP, comprometido en producir semilla de alta calidad para los agricultores, técnicos, industria y público en general; pone a disposición, el presente documento de tecnologías de producción y conservación de semillas, como una herramienta práctica en el manejo de semillas.

Citation

Velásquez, J., Araujo, M., Cruz, E., Monteros, A. y Tapia, C. 2025. Semillas; tecnología de producción y conservación. (2da ed.). INIAP. Quito-Ecuador. 176 p.

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